Nuestra profesión es verdaderamente compleja, son muchas las variables que entran en juego durante cualquiera de las clases que impartimos. Y sin embargo, cada semana volvemos a intentarlo, persiguiendo la utopía de la clase perfecta, del aprendizaje total.
No se puede evitar el cometer errores. Lo único que podemos hacer es conocer lo que descubre la investigación en educación matemática, aprender de nuestra propia experiencia (especilmente de nuestros errores) y trabajar en equipo.
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